No puedo decir que me llevara una sorpresa cuando descubrí que el fraude de Iruña-Veleia no es, ni muchísimo menos, el primero del que se tiene constancia en la historia de la arqueología. Y, mucho me temo, no será el último. Aparecerán nuevos pseudo-científicos, con su apresurado afán de gloria y sus impacientes ansias de fama, que conseguirán sonrojarnos cuando sean portada en la prensa de medio mundo, por un motivo tan deshonroso como haber sido descubiertos intentando colar un gol a la comunidad científica mundial, y que montarán en cólera cuando, unánimemente, sus pretenciosos hallazgos sean calificados como fraudulentos...
A continuación, os voy a contar brevemente, la historia de cinco de los fraudes más famosos de la historia de la arqueología, los que personalmente considero más representativos de lo que Federico di Trocchio denomina, muy acertadamente, engañología: "la ciencia que enseña a los científicos cómo engañar a otros científicos. Éstos, a su vez, convencen a los periodistas, quienes finalmente se encargan de seducir a las masas". (Las mentiras de la ciencia, 1993).
El hombre de Piltdown.A continuación, os voy a contar brevemente, la historia de cinco de los fraudes más famosos de la historia de la arqueología, los que personalmente considero más representativos de lo que Federico di Trocchio denomina, muy acertadamente, engañología: "la ciencia que enseña a los científicos cómo engañar a otros científicos. Éstos, a su vez, convencen a los periodistas, quienes finalmente se encargan de seducir a las masas". (Las mentiras de la ciencia, 1993).
Probablemente, el fraude arqueológico por antonomasia. En 1912, el arqueólogo aficionado Charles Dawson presentó a Arthur Smith Woodward, paleontólogo del afamado Museo Británico, un cráneo parcial, un diente suelto y una mandíbula con dientes, descubiertos en Piltdown, un pueblo de Sussex (Reino Unido). La importancia del hallazgo era extraordinaria, ya que la bóveda craneal era humana, pero su mandíbula tenía aspecto simiesco, lo cual era perfecto e idéntico a la idea que se tenía en aquella época sobre el eslabón perdido: debería tener un gran cerebro pero igualmente presentar rasgos simiescos, para posteriormente haber evolucionado a una apariencia humana.
El Eoanthropus dawsonii, nombre con el que pasó a ser conocido desde entonces, obtuvo la carta de autenticidad de manos del propio Arthur Smith, y, alimentado por la prensa, no tardó en convertirse en motivo de orgullo del nacionalismo inglés, debido a la ausencia de fósiles humanos en las islas británicas.
A día de hoy, se ignora quién perpetró el engaño, aunque una falsificación tan experta sólo pudo haber sido realizada por una persona del estamento científico. Uno de los principales sospechosos es Martin A.C. Hinton, conservador durante la época del Departamento de Zoología del Museo Británico, y enemigo declarado de Woodward. A pesar de que nadie discute que el hallazgo es un fraude, en el lugar donde se descubrieron los huesos, por suscripción popular, se erigió un monumento honorífico a los restos, a cuya inauguración asistió el propio Arthur Smith Woodward.
Fuentes: wikipedia, el país y el correo digital.
Las pinturas rupestres de Zubialde.
En abril de 1990, un estudiante de Historia aficionado a la espeleología llamado Serafín Ruiz Selfa, encontró en las inmediaciones del monte Gorbea, junto al río Zubialde, la entrada de una cueva. Al internarse en ella se topó con pinturas rupestres de todo tipo: desde un mamut hasta rinocerontes lanudos, cabras, bisontes, manos, símbolos... Los dibujos se conservaban en perfecto estado, a la altura de los de Altamira o Lascaux, por lo que el descubrimiento fue calificado como "santuario rupestre" o "el mayor hallazgo prehistórico de la última década y el más importante del País vasco".
El 13 de marzo de 1991, se dio a conocer el hallazgo en una rueda de prensa a la que asistieron el propio Serafín Ruiz, el entonces diputado de Hacienda, Alberto Ansola (PNV), y los tres arqueólogos vascos más prestigiosos del momento, Jesús Altuna, Juan Mari Apellaniz e Ignacio Barandiaran, lo cuales habían elaborado un informe preliminar dando por buenas las pinturas, y situando su origen en las fases media y superior del período Magdaleniense del Paleolítico Superior, entre los años 13.000 y 10.000 antes de Cristo. La presencia de los eminentes antropólogos era la mejor prueba de su autenticidad, y fue suficiente aval para que la Diputación de Álava recompensara a Serafín con 12,5 millones de pesetas por su "descubrimiento".
Diez días después de la rueda de prensa, el semanario 'The European' reproducía un artículo de los arqueólogos Peter Ucko, de la Universidad de Southampton, y Jill Cook, del Museo Británico. Les había bastado con ver las fotografías publicadas en los periódicos, y aplicar el sentido común, para calificar el hallazgo como un fraude. Entre otras anomalías, señalaban que los mamuts y rinocerontes representados en Zubialde habían desaparecido del sur de Europa miles de años antes de que pudieran ser pintados por algún hombre. También había detalles tan anacrónicos como dibujos en perspectiva, algo completamente inaudito en la época.
Los científicos ingleses fueron acusados de actuar con frivolidad por sacar conclusiones tan sólo de la observación de unas fotografías, pero diecisiete meses después, los científicos españoles llegaron a la misma conclusión: el hallazgo era fraudulento. La policía vasca, encargada del estudio de las fotografías aportadas por Serafín, descubrió que habían sido retocadas, no mediante técnicas digitales, sino con un simple rotulador. Por si esto fuera poco, en los análisis de las pinturas se descubrieron... ¡¡restos de estropajos!!, concretamente de Scotch Brite y Vileda.
A modo de curioso epílogo, mencionar que el presidente de la asociación internacional de Arte Rupestre y máxima autoridad mundial en esta materia, Jean Clottes, lo calificó de "monumento a la falsificación". Como no podía ser de otra forma, una sentencia de 1995 condenó a Serafín Ruiz a devolver los 12,5 millones de la recompensa.
Fuentes: el país, el correo digital, barcomasgrande.
El dinosaurio con alas.
En noviembre de 1999, la prestigiosa revista National Geographic Magazine se hacía eco del reciente descubrimiento en China de cuatro nuevos fósiles de dinosaurio, con huesos asombrosamente parecidos a los de un ave y con indicios de plumas. La nueva especie, denominada Archaeoraptor Liaoningensis, suponía la conexión definitiva entre dinosaurios y aves.
No duró mucho el engaño, ya que en enero de 2000, la National Geographic Society tuvo que admitir que el vertebrado con alas emplumadas y cola de dinosaurio era un engaño, una pieza fraudulenta. Mediante un escáner descubrieron que alguien había trasplantado partes de un ave, la Yanornis Martini, a un pequeño carnívoro, el Microraptor Zhaoianus. Lo positivo de este fraude es que ambas especies eran desconocidas antes del falso Archaeoraptor.
Fuentes: el correo digital, national geographic.
La piedra de Kensington.
Se trata de una piedra de 76x40,6x40 centímetros, hallada en 1898 en una granja cerca de la aldea de Kensington (Minnesota, EE.UU.) por un inmigrante sueco, y que contiene un texto en signos rúnicos. La inscripción pretende atestiguar una expedición vikinga a Minnesota en 1362 (130 años antes del viaje de Cristóbal Colón) que acabó en tragedia, debido a la masacre que sufrieron los exploradores por parte de los indios. La traducción del texto sería esta:
"(Somos) 8 Goths (suecos) y 22 noruegos en (un) viaje de exploración desde Vinland a través (o cruzando) el Oeste. Hemos acampado junto a (un lago con) dos skerries (islas rocosas) a un día de viaje al Norte de esta piedra. Salimos y pescamos un día. Después de que volvimos a casa (nosotros) encontramos 10 (de nuestros) hombres rojos de sangre y muertos. AV(e) M(aría), salva(nos) del mal. (Nosotros) tenemos 10 de (nuestro grupo) junto al mar para cuidar de nuestros barcos (o barco) a 14 días de viaje desde esta isla. Año 1362".
Desde su descubrimiento, fue considerada como una falsificación por eruditos de todo el mundo. Según el Profesor O. J. Breda, uno de los más destacados estudiosos escandinavos en América, el lenguaje en el que estaba escrito era una mezcla de Noruego, Sueco y algo que parecía inglés antiguo. En los días de la escritura rúnica, Suecos y Noruegos eran feroces enemigos, por lo que parece improbable que hubiesen sido socios en una expedición. Si queréis más información, en este enlace encontraréis un extenso artículo al respecto.
Fuentes: el país y blogdisea.
El mapa de Vinlandia.
Se trata de un plano medieval en pergamino, fechado en 1440, en el que, además de Islandia y Groenlandia, figura Vinlandia, el lugar de Norteamérica en el que recalaron, según las crónicas, los vikingos. Fue dado a conocer públicamente en 1965, después de cinco años de estudios a cargo del Museo Británico y la Universidad de Yale. En una parte del pergamino podía leerse: "Por la gracia de Dios, después de un largo viaje, desde la isla de Groenlandia hasta las partes muy alejadas del océano occidental, en medio del hielo y navegando en dirección sur, los viajeros Bjarni y Leif Erikson descubrieron una nueva tierra, muy fértil, incluso crece el vino aquí, y la llamaron por esto Vinland".
La falsificación, realizada en 1922, era casi perfecta. Incluso se había insertado el mapa entre dos colecciones de pergaminos medievales auténticos, la Hystoria Tartarorum y el Speculum Ffistoriale, con picaduras de insectos que coincidían. Nueve años más tarde se demostró, merced a un análisis espectográfico, que la tinta utilizada para trazar el mapa contenía un pigmento pardo y rico en óxido de titanio, un ingrediente que no se empleó hasta 1920.
El asunto se zanjó cuando el Museo Británico y la Universidad de Yale pidieron disculpas públicamente, no sin antes haber realizado una investigación sobre el falsificador: dos filólogos de Yale llegaron a la conclusión de que el mapa había sido obra de un profesor de Derecho Canónigo yugoslavo, Luka Jelic, fallecido en los años 20.
Actualización (21 de agosto de 2009): Tengo que agradecer a Toni el enlace a este artículo, en el que se comentan las nuevas pruebas realizadas al mapa de Vinlandia, y en el que se especula con la posibilidad de su autenticidad... No es muy extenso y merece la pena echarle un vistazo.
Fuentes: el pais, mgar.
El Eoanthropus dawsonii, nombre con el que pasó a ser conocido desde entonces, obtuvo la carta de autenticidad de manos del propio Arthur Smith, y, alimentado por la prensa, no tardó en convertirse en motivo de orgullo del nacionalismo inglés, debido a la ausencia de fósiles humanos en las islas británicas.
En 1953, un grupo de investigadores del Museo Británico revelaron que la mandíbula pertenecía a un orangután, el diente suelto a un mono y el cráneo a un ser humano (Homo sapiens). Los análisis del contenido en flúor de los huesos demostraron que el enterramiento había sido intrusivo (alguien había colocado los huesos juntos en el yacimiento, mezclándolos con otros restos fósiles de fauna), y que el color ferruginoso oscuro de los huesos se debía a un tratamiento químico para uniformar las diferencias de color entre la mandíbula (más moderna) y el cráneo (más antiguo).
A día de hoy, se ignora quién perpetró el engaño, aunque una falsificación tan experta sólo pudo haber sido realizada por una persona del estamento científico. Uno de los principales sospechosos es Martin A.C. Hinton, conservador durante la época del Departamento de Zoología del Museo Británico, y enemigo declarado de Woodward. A pesar de que nadie discute que el hallazgo es un fraude, en el lugar donde se descubrieron los huesos, por suscripción popular, se erigió un monumento honorífico a los restos, a cuya inauguración asistió el propio Arthur Smith Woodward.
Fuentes: wikipedia, el país y el correo digital.
Las pinturas rupestres de Zubialde.
En abril de 1990, un estudiante de Historia aficionado a la espeleología llamado Serafín Ruiz Selfa, encontró en las inmediaciones del monte Gorbea, junto al río Zubialde, la entrada de una cueva. Al internarse en ella se topó con pinturas rupestres de todo tipo: desde un mamut hasta rinocerontes lanudos, cabras, bisontes, manos, símbolos... Los dibujos se conservaban en perfecto estado, a la altura de los de Altamira o Lascaux, por lo que el descubrimiento fue calificado como "santuario rupestre" o "el mayor hallazgo prehistórico de la última década y el más importante del País vasco".
El 13 de marzo de 1991, se dio a conocer el hallazgo en una rueda de prensa a la que asistieron el propio Serafín Ruiz, el entonces diputado de Hacienda, Alberto Ansola (PNV), y los tres arqueólogos vascos más prestigiosos del momento, Jesús Altuna, Juan Mari Apellaniz e Ignacio Barandiaran, lo cuales habían elaborado un informe preliminar dando por buenas las pinturas, y situando su origen en las fases media y superior del período Magdaleniense del Paleolítico Superior, entre los años 13.000 y 10.000 antes de Cristo. La presencia de los eminentes antropólogos era la mejor prueba de su autenticidad, y fue suficiente aval para que la Diputación de Álava recompensara a Serafín con 12,5 millones de pesetas por su "descubrimiento".
Diez días después de la rueda de prensa, el semanario 'The European' reproducía un artículo de los arqueólogos Peter Ucko, de la Universidad de Southampton, y Jill Cook, del Museo Británico. Les había bastado con ver las fotografías publicadas en los periódicos, y aplicar el sentido común, para calificar el hallazgo como un fraude. Entre otras anomalías, señalaban que los mamuts y rinocerontes representados en Zubialde habían desaparecido del sur de Europa miles de años antes de que pudieran ser pintados por algún hombre. También había detalles tan anacrónicos como dibujos en perspectiva, algo completamente inaudito en la época.
Los científicos ingleses fueron acusados de actuar con frivolidad por sacar conclusiones tan sólo de la observación de unas fotografías, pero diecisiete meses después, los científicos españoles llegaron a la misma conclusión: el hallazgo era fraudulento. La policía vasca, encargada del estudio de las fotografías aportadas por Serafín, descubrió que habían sido retocadas, no mediante técnicas digitales, sino con un simple rotulador. Por si esto fuera poco, en los análisis de las pinturas se descubrieron... ¡¡restos de estropajos!!, concretamente de Scotch Brite y Vileda.
A modo de curioso epílogo, mencionar que el presidente de la asociación internacional de Arte Rupestre y máxima autoridad mundial en esta materia, Jean Clottes, lo calificó de "monumento a la falsificación". Como no podía ser de otra forma, una sentencia de 1995 condenó a Serafín Ruiz a devolver los 12,5 millones de la recompensa.
Fuentes: el país, el correo digital, barcomasgrande.
El dinosaurio con alas.
En noviembre de 1999, la prestigiosa revista National Geographic Magazine se hacía eco del reciente descubrimiento en China de cuatro nuevos fósiles de dinosaurio, con huesos asombrosamente parecidos a los de un ave y con indicios de plumas. La nueva especie, denominada Archaeoraptor Liaoningensis, suponía la conexión definitiva entre dinosaurios y aves.
No duró mucho el engaño, ya que en enero de 2000, la National Geographic Society tuvo que admitir que el vertebrado con alas emplumadas y cola de dinosaurio era un engaño, una pieza fraudulenta. Mediante un escáner descubrieron que alguien había trasplantado partes de un ave, la Yanornis Martini, a un pequeño carnívoro, el Microraptor Zhaoianus. Lo positivo de este fraude es que ambas especies eran desconocidas antes del falso Archaeoraptor.
Fuentes: el correo digital, national geographic.
La piedra de Kensington.
Se trata de una piedra de 76x40,6x40 centímetros, hallada en 1898 en una granja cerca de la aldea de Kensington (Minnesota, EE.UU.) por un inmigrante sueco, y que contiene un texto en signos rúnicos. La inscripción pretende atestiguar una expedición vikinga a Minnesota en 1362 (130 años antes del viaje de Cristóbal Colón) que acabó en tragedia, debido a la masacre que sufrieron los exploradores por parte de los indios. La traducción del texto sería esta:
"(Somos) 8 Goths (suecos) y 22 noruegos en (un) viaje de exploración desde Vinland a través (o cruzando) el Oeste. Hemos acampado junto a (un lago con) dos skerries (islas rocosas) a un día de viaje al Norte de esta piedra. Salimos y pescamos un día. Después de que volvimos a casa (nosotros) encontramos 10 (de nuestros) hombres rojos de sangre y muertos. AV(e) M(aría), salva(nos) del mal. (Nosotros) tenemos 10 de (nuestro grupo) junto al mar para cuidar de nuestros barcos (o barco) a 14 días de viaje desde esta isla. Año 1362".
Desde su descubrimiento, fue considerada como una falsificación por eruditos de todo el mundo. Según el Profesor O. J. Breda, uno de los más destacados estudiosos escandinavos en América, el lenguaje en el que estaba escrito era una mezcla de Noruego, Sueco y algo que parecía inglés antiguo. En los días de la escritura rúnica, Suecos y Noruegos eran feroces enemigos, por lo que parece improbable que hubiesen sido socios en una expedición. Si queréis más información, en este enlace encontraréis un extenso artículo al respecto.
Fuentes: el país y blogdisea.
El mapa de Vinlandia.
Se trata de un plano medieval en pergamino, fechado en 1440, en el que, además de Islandia y Groenlandia, figura Vinlandia, el lugar de Norteamérica en el que recalaron, según las crónicas, los vikingos. Fue dado a conocer públicamente en 1965, después de cinco años de estudios a cargo del Museo Británico y la Universidad de Yale. En una parte del pergamino podía leerse: "Por la gracia de Dios, después de un largo viaje, desde la isla de Groenlandia hasta las partes muy alejadas del océano occidental, en medio del hielo y navegando en dirección sur, los viajeros Bjarni y Leif Erikson descubrieron una nueva tierra, muy fértil, incluso crece el vino aquí, y la llamaron por esto Vinland".
La falsificación, realizada en 1922, era casi perfecta. Incluso se había insertado el mapa entre dos colecciones de pergaminos medievales auténticos, la Hystoria Tartarorum y el Speculum Ffistoriale, con picaduras de insectos que coincidían. Nueve años más tarde se demostró, merced a un análisis espectográfico, que la tinta utilizada para trazar el mapa contenía un pigmento pardo y rico en óxido de titanio, un ingrediente que no se empleó hasta 1920.
El asunto se zanjó cuando el Museo Británico y la Universidad de Yale pidieron disculpas públicamente, no sin antes haber realizado una investigación sobre el falsificador: dos filólogos de Yale llegaron a la conclusión de que el mapa había sido obra de un profesor de Derecho Canónigo yugoslavo, Luka Jelic, fallecido en los años 20.
Actualización (21 de agosto de 2009): Tengo que agradecer a Toni el enlace a este artículo, en el que se comentan las nuevas pruebas realizadas al mapa de Vinlandia, y en el que se especula con la posibilidad de su autenticidad... No es muy extenso y merece la pena echarle un vistazo.
Fuentes: el pais, mgar.
Bonita entrada.
ResponderEliminarSin duda, en esto de la arqueología, hay mucho tramposo.
ResponderEliminarGracias por instruirme.
Saludos.
Me alegro que te haya gustado, Logio.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Gracias a ti, Fermín, por considerarme "instructor". Es más de lo que pretendo con la mayoría de las entradas, créeme. Con entreteneros me daría por satisfecho!!
ResponderEliminarUn abrazo!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMi mujer, que es la lectora de blogs más exigente que conozco, ha dicho (literal): "Emmmm....está bien". Lo máximo que jamás ha dicho de una entrada mía ha sido "ummm". ¡Qué envidia!
ResponderEliminarPues agradécele a tu mujer la deferencia. Todavía me queda mucho camino hasta que se refiera a uno de mis posts con "ummm" ¡Qué envidia!". Tengo buenos maestros, así que tarde o temprano llegará...
ResponderEliminarUn abrazo, César!! Y otro (fraternal, eh?) para tu santa!!! ;D
Vamos que parece ser que no das de comer a trolls,me alegro.Me reafirmo en todos los elogios de tus comentaristas y me dejo algunos en la recámara para días venideros.Un abrazo tiorro.
ResponderEliminarNo te creas, Pumuky!! La verdad es que sí les doy de comer... Les alimento para que crezcan, se confíen y cuando menos se lo esperan... ¡¡ZAS!!!! A LA CAZUELA!!! Así tienen más chicha...
ResponderEliminarGracias por tus elogios, del todo inmerecidos...
Un abrazo, compañero!!!
Hola:
ResponderEliminar¡Muy interesante!
Al final, lo que más admiro, es que la propia ciencia va corrigiendo sus errores y los engaños. La ciencia no se mueve en el plano de los "dogmas" y siempre va cambiando.
Saludos.
Bayo
PD: César: ¡Por lo menos tu señora lee tu blog! La mía, ni lo mira.
Hola Bayo.
ResponderEliminarPor supuesto, la ciencia tiene sus propias herramientas para evitar que se cuelen fraudes como los del post (aunque seguro que alguno que damos como auténtico, no lo es...).
El método científico está bien planteado, obligando a que experimentos realizados por un científico, puedan repetirse en otro laboratorio, con otros protagonistas, y los resultados deben ser idénticos... Si no es así, pues ya sabes "Algo huele a podrido en Dinamarca" (algún día comentaré algo sobre el fraude de la fusión fría, ya verás qué risas tiene también el asunto...)
Por cierto, qué risas con lo de tu señora!!! La mía lo sigue a ratos, y esta última semana me dejó... su primer comentario!!! Pero no me quejo, que Alba da mucho trabajo...
Un abrazo, compañero!!
Nunca entenderé la actitud de estas personas humanas, está visto que el ansia de fama y honores les supera.
ResponderEliminarLo que me encantaría ver es la cara que ponen cuando ven que el chiringuito se les viene abajo. :D
¡Saludos!
Y los nacionalismos exacerbados no hacen más que dar alas a estos cretinos.
ResponderEliminarPues por lo que he podido leer para redactar la entrada, Max, resulta bastante habitual que lo nieguen todo y se presenten a sí mismos, como poco, como una víctima más del engaño perpetrado por "los otros".
ResponderEliminarY a alguno de ellos se les ve el plumero desde lejos...
Un abrazo!!
Pues la verdad es que tienes razón, Moises. Cuando apareció la piedra de Kensington, el gobierno y la sociedad americana se agarraron a ella de una forma exagerada. Hoy en día sigue sin considerarse un fraude para muchos sectores de aquel país...
ResponderEliminarUn abrazo!!
Hace tiempo que sigo su blog pero este es mi primer comentario.El otro día encontré una noticia sobre el mapa de Vinland en la que Rene Larsen asegura que es auténtico
ResponderEliminarhttp://www.planetasapiens.com/?p=1269
Saludos
A veces nos la quieren dar con queso, pero ahora los medios de comunicación y tecnológicos que tenemos son alucinantes y pueden desenmascarar los fraudes.
ResponderEliminarUn abrazo.
buenas.
ResponderEliminaresperemos que ahora a toda la gente de esta calaña les de por apuntarse a gran hermano,o.t,supervivientes etc...
asi ,se hacen famosos y no producen gasto publico en juicios.
la fama es como el viento de poniente;1º se agradece,despues te quema, y cuando pasa, te das cuenta de que lo ha dejado todo lleno de mierda.
salud suso
Qué buena información, gracias.
ResponderEliminarSuerte en los premios blogs.
También participo, te invito a mis blogs, a ver qué te parecen...
Un abrazo y felicidades..
Ps. Te puse entre mis favoritos para pasar a visitarte seguido.
Hola Toni.
ResponderEliminarLo primero, pediros disculpas a todos por el tiempo que he tardado en responder. Nos fuimos de vacaciones a un pueblo donde ni siquiera tenía cobertura de móvil...
He estado leyendo el artículo que enlazas, y no te creas que disipa mis dudas sobre la autenticidad del mapa... Sigo posicionándome del lado de los que opinan que se trata de un fraude... Y fíjate que digo opinan, porque no parece claro que ninguna de las partes se rinda ante las evidencias de la contraria...
Fíjate que incluso en un artículo que habla sobre la posibilidad de que el mapa sea auténtico, podemos leer este párrafo: "De forma paralela, los análisis sobre la tinta realizados por el doctor Robin Clark, profesor de química de la University College de Londres, determinaron que ésta había sido creada en fechas muy recientes, aproximadamente en torno al año 1923" (Por cierto, hay que reconocer la honestidad del autor del blog por no omitir el anterior párrafo!!)
Según el mismo artículo, la prueba del Carbono 14 arroja una fecha (aproximada) para el pergamino entre 1423 y 1455. Pero este dato no autentifica el mapa, que pudo ser dibujado a principios del siglo XX sobre un soporte del siglo XV...
Por cierto, que en esas latitudes encontraran vides, también me suena bastante extraño... Demasiado frío, no?
¿Cuál es tu opinión? ¿Auténtico o fraudulento?
Bueno, Toni. Ahora que has publicado un comentario, no pierdas la costumbre!! Un saludo!!!
Hola Senovilla!!
ResponderEliminarFíjate, con todos los avances tecnológicos, y aunque las pruebas sean abrumadoras, sigue habiendo quien se enroca y se niega a aceptar que algunos descubrimientos sean un fraude...
Sobre todo si su atenticidad les beneficia de alguna forma, claro...
Un abrazo!!!
Hola Cheka!!
ResponderEliminarMenuda analogía!!! "Como el viento de poniente..." Genial!!!
Lo malo no son los que se han dejado pillar en el engaño... Son los que están aprendiendo en estos momentos cómo mejorar el fraude para que no les pase lo mismo!!!
Un abrazo!!!
Gracias a ti, Coro, por la visita, el comentario y los elogios!!!
ResponderEliminarAcepto la invitación a conocer tus blogs. Allí me encontrarás en cuanto termine de responder comentarios atrasados (y correos, que también me quedan unos cuantos...)
Un saludo!!!