viernes, 30 de enero de 2009

DIEGO DE MAZQUIARÁN, TORERO DE GUARDIA

Una mañana de enero de 1.928, un toro de la ganadería de Nicolás Fernández que era trasladado a toriles se escapa por la Gran Vía madrileña, sembrando el pánico y obligando a los peatones a buscar refugio. No todos lo consiguieron, y una señora de 66 años, llamada Juana, fue corneada varias veces. El toro acabó embistiendo a otras dos personas que intentaron auxiliarla, acabando todos en la Casa de Socorro.

Los guardias urbanos, por alguna extraña razón, estaban más preocupados en contener a la gente que en acabar con el toro y solucionar el problema. Pese a ello, sus esfuerzos fueron inútiles, y algunos espontáneos intentaron emular a los toreros de la época. La mayoría de los que lo intentaron recibieron el correspondiente revolcón y, varios de ellos, alguna cornada.

Casualmente pasaba por allí el afamado diestro Diego de Mazquiarán, apodado El Fortuna, que iba con su esposa para visitar a los padres de ésta. Sin pensárselo dos veces, puso a su esposa a cubierto y con su abrigo, a modo de capote, se puso a torear al animal mientras esperaba que de su hotel le trajeran su estoque para dar muerte al toro. 15 minutos después, y ya con el arma en su mano, le da muerte entre los aplausos de los transeuntes.


Lo más sorprendente son los titulares de la prensa extranjera que se hicieron eco de la noticia. Así, los periódicos de Nueva York afirman que no hubo una desgracia mayor "gracias a las clases de toreo que todos los españoles reciben en la escuela". Y el diario parisino La Aurore informa que el toro había sido abatido por "la cuadrilla de toreros de guardia del Ayuntamiento". Increíble, pero cierto.

Fuente: esmadridnomadriz.

1 comentario

pcampox dijo...

Muy bueno amigo.
De un ex-aficinado

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