sábado, 4 de julio de 2009

Experimentos sociológicos históricos. Segunda parte

Ahora que tenemos reciente la primera parte del post dedicado a experimentos sociológicos históricos, vamos con la segunda entrega. Simplemente recordaros que su realización debe cumplir con el método científico cuantitativo, para que así las conclusiones puedan considerarse objetivas por ser fruto de un análisis de datos.

El experimento de Milgram.

El conocido como Experimento de Milgram, fue llevado a cabo por Stanley Milgram, psicólogo en la Universidad de Yale, a partir de julio de 1961. Encontraréis similitudes entre las conclusiones de este experimento y las obtenidas del de la cárcel de Stanford, ya que ambos pretendían demostrar, cada uno a su manera, cómo un individuo estará dispuesto a obedecer las órdenes de una autoridad, aun cuando éstas puedan entrar en conflicto con su conciencia personal.

El procedimiento.

Los participantes respondieron a un anuncio publicado en un periódico en el que se solicitaban voluntarios para participar en un ensayo relativo al "estudio de la memoria y el aprendizaje". Este dato es importante, ya que desconocían que en realidad iban a participar en una investigación sobre la obediencia a la autoridad.

En el experimento tomaban parte tres personas: el experimentador (el investigador de la universidad), el maestro (el voluntario que leyó el anuncio en el periódico) y el alumno (un cómplice del experimentador que se hace pasar por participante en el experimento). Tal y como podéis ver en la imagen inferior, el experimentador y el maestro se encuentran en la misma sala. En una sala anexa, separada de la primera por un vidrio, se encuentra el alumno, sentado en una especie de silla eléctrica, atado para "impedir un movimiento excesivo", y con unos electrodos colocados en su cuerpo con crema "para evitar quemaduras".

Antes de comenzar, el experimentador les explica al alumno (recordemos, cómplice del experimentador) y al maestro el motivo de la silla, las ataduras y los electrodos: cada vez que el alumno falle una de las preguntas, el maestro, debe castigarle con una descarga eléctrica, mediante la manipulación de una máquina que él mismo controla, y las cuales aumentarán de intensidad con cada error del cómplice. Asimismo, se les informa que las descargas pueden llegar a ser extremadamente dolorosas pero que no provocarán daños irreversibles. Y para que comprueben la desagradable sensación de dolor, ambos reciben una descarga real de 45 voltios.

El maestro lee al alumno una lista, proporcionada por el experimentador, con pares de palabras para que las memorice. Tras finalizar, le leerá únicamente la primera mitad de los pares, dando al alumno cuatro posibles respuestas para cada una de ellas. Éste responderá la que considere correcta presionando uno de los botones numerados del 1 al 4 que tiene en su mesa. Si la respuesta es incorrecta, el alumno recibirá del maestro una primera descarga de 15 voltios. A medida que se vayan sucediendo los errores, se sumarán 15 voltios a la intensidad de la descarga anterior, pudiéndose alcanzar, siempre que el maestro los aplique, los 450 voltios.

En realidad todo es una simulación, y el alumno simula los efectos de las descargas, pero no las recibe. La actuación incluía, en el momento de recibir una nueva descarga, golpear el vidrio, apelar a su condición de enfermo del corazón, aullar de dolor, pedir el fin del experimento, y, al alcanzarse los 270 voltios, gritar de agonía. Al alcanzarse los 300 voltios, el alumno dejaba de responder a las preguntas y simulaba estertores previos al coma.

Resultados y conclusiones.

Por lo general, cuando los maestros aplicaban los 75 voltios, se ponían nerviosos ante las quejas de dolor de los alumnos y deseaban parar el experimento, pero el experimentador les invitaba a continuar, empleando cuatro grados de exigencia:

  • Continúe, por favor.
  • El experimento requiere que usted continúe.
  • Es absolutamente esencial que usted continúe.
  • Usted no tiene opción alguna. Debe continuar.

Si después de la última frase, el maestro se negaba a continuar, se paraba el experimento. Si no, se detenía después de que hubiera administrado al alumno el máximo de 450 voltios tres veces seguidas. Al llegar a los 135 voltios, muchos de los maestros se detenían y se preguntaban el propósito del experimento. Cierto número continuaba asegurando que ellos no se hacían responsables de las posibles consecuencias. Algunos participantes incluso comenzaban a reír nerviosos al oír los gritos de dolor provenientes de su alumno.

Milgram junto a su máquina.

El 65% de los participantes (26 de 40), llegaron a aplicar al alumno la descarga máxima de 450 voltios, aunque se sintieran incómodos al hacerlo. Todos pararon en algún momento y cuestionaron el experimento, y algunos ofrecieron la posibilidad de devolver el dinero que les habían pagado. Ningún participante se negó rotundamente a aplicar más descargas antes de alcanzar los 300 voltios.

En su momento se calificó el experimento de poco ético, incluso de inmoral, debido a la tensión emocional extrema a la que se sometió a los participantes. Pero no podemos olvidar que dicha tensión fue provocada por sus propias y libres acciones. En su defensa, indicaros que el 84% de participantes dijeron a posteriori que estaban "contentos" o "muy contentos" de haber participado en el estudio. Eso sí, al enterarse de que en realidad el alumno no era más que un actor, y que el dolor que ellos creían real, y del cual se creían autores, era fingido, suspiraban aliviados. Aunque sí eran conscientes del dolor que creían haber estado infringiendo, ya que a la pregunta de cuánto sufrimiento había experimentado el alumno, la respuesta media fue de 13 en una escala de 14. También conviene mencionar el colofón que Philip Zimbardo (responsable del experimento de la cárcel de Stanford) se encargó de añadir posteriormente: ninguno de los participantes que se negaron a administrar las descargas eléctricas finales, solicitaron que el experimento finalizara, ni acudieron al otro cuarto a revisar el estado de salud de la víctima sin antes solicitar permiso para ello.

Pero no debo pasar por alto la crítica que apareció en la publicación Jewish Currents (actualidades judías), firmada por Joseph Dimow, uno de los participantes en el experimento, donde escribió acerca de sus sospechas tempranas de que "todo el experimento estaba diseñado para ver si los estadounidenses comunes obedecerían órdenes inmorales, como muchos alemanes habían hecho durante el periodo nazi". Y no se equivocaba, ya que el propio Milgram citaba en el prólogo de su libro Obedience to Authority: "La cuestión surge para saber si hay conexión entre lo que hemos estudiado en el laboratorio y las formas de obediencia que hemos condenado de la época nazi".

Mi reflexión a partir de los resultados, nuevamente, es bastante pesimista: No es necesario demasiado esfuerzo para demostrar que el ser humano es cruel con sus semejantes. Basta con que se sientan mínimamente obligados por una autoridad, para que sean capaces de legitimar dicha crueldad. El momento de empezar a cuestionar dicha autoridad, aunque sus actos choquen de frente con su conciencia personal, está muy lejos de lo que podríamos esperar de un individuo valiente. Así de rotundo...

Como no soy amante de las entradas demasiado extensas, y esta ya me parece que empieza a tomar dicho cariz, os emplazo a la tercera parte del post, que espero tener tiempo de publicar este mismo fin de semana, y en el que hablaremos sobre el Experimento del Buen Samaritano. Allí nos vemos!!

Fuentes: monografías, wikipedia (esta, esta, esta, esta y esta)

18 comentarios

Anónimo dijo...

Que hay de nuevo vìejo,ya ves aquì observando atentamente tus entradas y haciendo tìempo para irme a currar.Còmo sìempre agradezco tù trabajo y te mando un grandìoso abrazo.Se me olvidaba decirte que ayer pasè por el blog de Paroario....?y le mandè mis anìmos etc.pero no me permitio mandarselos.......?tambièn,hazselo saber porfa Suso y ponle un enlace sino te es molestia.Cienes y cienes de gracias,jajaja.Pumukista ex-Pumuky.Y ala a trabajar hasta las 11.Ciao.

Suso dijo...

Ahora eres Pumukista ex-Pumuky, no? Y eso? Ya me contarás (si quieres...).

A ver, tu comentario sí que aparece publicado en la página de Paroaria, Existir con razones, porque lo he recibido yo como seguimiento del que le dejé anoche, así que tranquilo, que sigues siendo un hacha de internet... ;D.

Gracias a ti por perder un rato leyendo las entradas y otro rato en comentarlas!!!

Nos vemos!!

Paroaria dijo...

Otro buen post y con justas referencias al anterior, bien relacionados ambos.

Mientras leía el artículo recordé un fenómeno de la conciencia; si no se ve u oye a las demás personas sufrir, no existe una preocupación tan profunda por ells, por ejemplo, los aviadores no experimentan directamente con sus sentidos las expresiones de dolor de sus víctimas, es así que pueden matar miles de personas y regresar a sus hogares sin mayores remordimientos por ello, por lo que no necesitan mayores justificaciones ni presiones para matar, en cambio, en un soldado de infantería, directamente enfrentados con sus víctimas (y también posibles victimarios) necesitan a menudo de intensas presiones y justificaciones que se arraiguen en sus instintos más básicos de protección (matar o morir) y de pertenencia al grupo (en este caso a una nación). También son quienes enfrentan los traumas psicológicos más severos. Son estos dilemas a los que se enfrentaron estos sujetos, dilemas que pueden ser sorteados autoplanteándose una irresponsabilidad directa por lo que suceda, como también lo hacen en el ejército, “daño a otro porque existe algo o alguien más que no me castiga por eso, que me obliga, y que se hace responsable por mis acciones” ese alguien puede ser dios, el estado, un partido político, etc… o “el tipo en bata de laboratorio”
Espero la tercer parte…

PS: Antes de despedirme les agradezco enormemente por su ayuda y apoyo, aunque los post no los podré realizar y publicar tan seguidos como desearía. Me alegra que les halla parecido bueno el primero.
Otra cosa, Pumukista, solucionado el problema, tu comentario está publicado, estaba en la bandeja de comentarios para moderar, por eso debiste esperar.

Un abrazo

Suso dijo...

Hola Paroaria!!

Sí señor, un comentario del que se podría sacar un post... Personalmente, son los que más me gusta recibir, por la sustancia que aportan al post, y por el esfuerzo que realiza quien comenta, el cual no puedo más que agradecer.

Desde luego, no podría quitarte la razón. Si acaso te diría... "te has anticipado al experimento del Buen Samaritano", que es el que me queda pendiente de publicar. Pero tranquilo, que no lo has destripado, sólo has anticipado parte de las conclusiones y desde luego, no hay nada que reprochar...

Así que, como veo de qué manera mejorar tu comentario, sólo voy a resumirlo con ese refrán que dice: ojos que no ven, corazón que no siente. Quienes contemplan la muerte y el dolor provocados por ellos mismos, difícilmente encuentran justificación a sus actos. La excusa de "cumplia órdenes" sólo pueden emplearla los desalmados...

En fin, que te animo a que publiques en Existir con razones lo más habitualmente que te sea posible... que ahora ya te conocerán "2 ó 3 personas" más que ayer, todo gracias a coscorrón!! ;D

A ellos se lo debes...

Un abrazo!!

Jose Antonio dijo...

Me pongo al día con vuestros artículos, como siempre la calidad aquí es estupenda.

Feliz verano y un abrazo.

Suso dijo...

Hola Senovilla!!

Para medir la calidad de un blog, nada más echar un vistazo a la valía de sus lectores...

Y creo que queda todo dicho, no?

Un abrazo y, sinceramente, gracias por tu comentario... :)

Anónimo dijo...

Pues sì Suso he cambìado de nìvel en los Maestros Pokèmon y me he vìsto obligado a cambíar de nòmbre,juajuajua,quieto parao ques broma.No sè amìgo Suso,sì te dìgo la verdad puede ser mì tònta forma de no pasar inadvertìdo,tambien puede ser que còmo no mè mòla andar regìstrandome por los lares de este nuestro "INTERNEZ" antes de ayer me regìstre en el meneamè (opino como tù de lo del dichoso titulìllo) cosa que ya tendrìa que haber hecho hace tìempos A,y mì apodo ya estaba ocupado y estuve entre Pumukìas ò Pumukista,y ya ves.....Me llàmo Fernàndo y con los 38 tacos que he vìvido me he ìdo haciendo cada vez màs testoso y por supuesto màs cascarrabías,vamos toda una joyìta,que còmo dìce mi mujer a veces soy peor que nuestro hìjo de 5 años,puede ser què mè cueste soltar el apodo de cuando era un chaval,pero tù me puedes contestar còmo quìeras Gran Suso,y cómo dìria una del paìs de Fìdel:un abrasote miamol,juajua.Hasta la pròxima tío.

Suso dijo...

Peor es lo mío, Pumuky, que para mi mujer no soy peor que nuestra hija de un año "a veces", sino "siempre" ;D

No te hacía tan pureta... 38 tacos!! Con ese nombre me tenías despitado!! Pero que tampoco te agobies, que yo cumplo... 40 añazos el 24 de agosto, o sea, ya mismo. Y aquí me tienes, más fresco que un repollo (es que el alcohol conserva bien...)

Otra cosa: ya me has comentado que no te mola registrarte en los sitios del INTERNEZ, pero siempre comentas como "anónimo" y luego firmas... ¿por qué no pruebas a comentar con tu nombre? no tienes que estar registrado, simplemente (en blogger por lo menos, no sé en wordpress y similares), en las opciones de abajo para "Elegir una identidad", pinchas en "Nombre/URL y se despliega, ofreciéndote una casilla para poner el nombre (en tu caso, Pumuky o el que emplees ese día...) y otra casilla para introducir tu URL, pero ésta es "opcional", y como sospecho que tú no tienes blog (de momento), lo dejas vacío, y al comentar, ahí aparece tu nombre, tu nick, tu apodo o la biblia en verso si quieres!!! ¿Cómo lo ves??

Que no me acostumbro a que seas "anónimo" con los habitual que eres en este blog y en tantos otros... No sé, el anonimato es más para cobardes o torpes, y no te veo yo en ninguna de esas clasificaciones... ¿a que no?

Pues ya me contarás como sigue tu crisis de identidad, Gran Fernando!!

Un abrazo racional!!

Anónimo dijo...

Ni obediencia debida, ni gaitas en vinagre, como se dice en mi pueblo, "si quieres conocer a Pepito, dale un pito".

Saludos, y gracias de nuevo, ya sabes porqué. ;)

chk dijo...

hola buenas.
no te dire yo que no le aplicaria la descarga maxima a nadie,probablemente ,se lo haria a mas de uno,no porque me lo mandansen en el experimento, si no por saber que voltaje aguantaria un ser humano, empiricamente,sin sadismo,desde un punto de vista cientifico.(zimbardeando un poco)
saludos

Suso dijo...

Hola Max!!

Muy fino!! En el mí se dice: "si quieres conocer a Pepito, dale un puestecito". Vamos, lo mismo, pero contado en la oficina de una empresa...

Estoy contigo. Hoy me he leído un libro donde se argumenta que una infancia traumática (muy traumática, con abusos sexuales incluidos...) no justifica una madurez... no sé cómo definirla... violenta, abocada al delito, que inevitablemente te convierta en "abusador sexual"...

Cierto es que el trauma te coloca en el disparadero, pero cada individuo tiene la opción de negarse a cumplir con ese "destino". Cuando tenga que elegir hacer el mal o no hacerlo, puede decidir correctamente. Si elige el camino de la maldad, su trauma infantil podría ser un leve "atenuante" de su conducta, pero nunca será un "justificante"...

Ni obediencia debida, ni gaitas en vinagre!!!. Qué grande eres!!! Un abrazo!!

Suso dijo...

Hola chk!!

¿Cómo que sin sadismo?? Tío, le aplicarías la descarga máxima a alguien no por cumplir con la pauta de un experimento, sino por saber que voltaje aguantaria un ser humano. O sea, por saciar tu curiosidad!! Eso sí es sadismo, no crees?

La verdad es que comprendo la curiosidad científica con la que justificas tu comentario, pero seguramente, si estuviera sentado en el lado del cristal que recibe la descarga, no sería tan comprensivo con la ciencia y sus curiosos experimentadores... ¿Y tú?

Que conste que el comentario no me ha mosqueado ni nada parecido, eh?? Un abrazo!!

chk dijo...

buenas.
no pasa nada,es un comentario ironico,la proxima vez intentare reflejarlo mejor.
lo cual,me deja patente, lo lejos que estoy de conseguir el nobel de literatura.y lo que os queda por sufrir hasta que lo consiga.
cuando te apetezca un arrozillo con conejo de monte de almeria,dale el toque al gabi y nos vamos a mi ruina.

Suso dijo...

Madre mía, chk!!!! Pero si tú eres el Cheka, verdad????

Tío, ¡¡no mentero ni por dónde me sopla el viento!! No sé porqué no había relacionado tu nick con tu nombre... con lo clarito que está!!!

Y un montón de respuestas a tus comentarios, como no sabía que eras tú, te habrán parecido super-frías, como si no te conociera (que no nos conocemos en persona, vale, pero sí "digitalmente"...). Pues la realidad era esa: que no te conocía!!! Mea culpa, pero ya te tengo fichao!!

Y sobre tu primer comentario al post y mi respuesta, la misma explicación: no te pillé la guasa porque pensé que eras "un tipo normal" ;D.

Me apunto al arroz, al conejo, al monte, al Gabi y a tu ruina, que ya será menos... En Murcia también tienes cobijo para cuando lo necesites o te apetezca, eh?

Un abrazo, Cheka!! (anda que si al final no eres tú, después del cacho comentario, no veas qué risas, eh?)

chk dijo...

se mua...estoy algo espesillo porque el cafe ,postsiesta ,todavia no ha llegado a mis neuronas.
un abrazo y animo¡¡ que lo haces de p.m

Suso dijo...

BIEN!! Me alegro de no haber errado en mi deducción, digna del mejor sabueso de novela negra. Lástima haber tardado tanto tiempo en llegar a la conclusión... Repasaré comentarios antiguos, a ver cómo te respondí!!!

No veas qué siestón, no? A las 18:17!! Ya quisieran algunos (yo estoy en paro, así que a mí no me das envidia... el lunes me levanté de siesta a las 8 y media de la tarde... desde las 3 y media que me acosté!!!. Supera eso!!

Por cierto, si quieres que me curre algún tema, me lo comentas y lo vemos, eh? Tú, en confianza...

Y ponte una fotico en el avatar, hombre!!! Que nos veamos las caritas!!!! ;)

Un abrazo!!

Anónimo dijo...

Aprendi mucho

Suso dijo...

Pues fue un placer y un honor haber formado parte de tu aprendizaje, Anónimo...

Un saludo!!

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