Incluso en un campo, a priori, tan poco atractivo como la geografía política, se pueden encontrar algunas curiosidades que merecen la pena ser mencionadas. Una de las que más me ha llamado la atención es la que se refiere a los estados doblemente aislados. Se trata de aquellos países que se caracterizan porque ni ellos, ni ninguno de los demás estados con los que comparte frontera, tienen salida al mar. En la actualidad sólo existen dos casos en el mundo: Liechtenstein y Uzbekistán, y éste último gracias a que el Mar Caspio se considera, más que un mar, un lago cerrado de agua salobre.
Otra curiosidad geo-política, y que además constituye el tema central de este post, es la que poseen determinados territorios que los convierte en un enclave, es decir "un territorio que está totalmente rodeado por un territorio extranjero". Un ejemplo de enclave, a nivel de nación, sería el Reino de Lesoto, completamente rodeado por la República de Sudáfrica. "Cuando dicho territorio (municipio, distrito, provincia, comunidad autónoma, región, estado, etc.) pertenece políticamente a otro", hablaremos de exclave, muy empleado en geografía política, aunque el término no esté reconocido en el D.R.A.E. La siguiente imagen aclarará bastante los anteriores términos.
Quizá uno de los enclaves más conocidos de nuestro país sea el Condado de Treviño, perteneciente a la provincia de Burgos, y completamente incluido en la provincia de Álava. Pero desde luego, no es el único, ya que España cuenta con numerosos ejemplos, que se pueden consultar en este enlace, de modo que sólo mencionaré alguno de los más destacados, como el Rincón de Ademuz, exclave valenciano en territorio de las comunidades autónomas de Aragón (Teruel) y Castilla-La Mancha (Cuenca), y de mayor extensión incluso que el Condado de Treviño. O el municipio navarro de Petilla de Aragón, dentro de la comarca zaragozana de Cinco Villas, y que además presenta la curiosidad de estar formado por dos enclaves: el principal y el separado de Los Bastanes.
Lo que no sabía hasta hace bien poco, es que España cuenta con un exclave... ¡¡dentro de territorio francés!! Se trata del municipio gerundense de Llivia, y no os costará mucho trabajo imaginar la poca gracia que les debe hacer a nuestros vecinos del norte, tan chovinistas ellos... Y menos aún a aquellos franceses que hayan profundizado un poco en su historia, en busca de los motivos por los que este territorio no pertenece a su país, y hayan descubierto los argumentos "formales" en los que se apoyó el representante de la corona para conseguir que el municipio siguiera bajo soberanía española.
Vamos a retroceder en la historia hasta el 7 de noviembre de 1659. Ese día, lo que por aquel entonces eran las Coronas de España y Francia, firman en la Isla de los Faisanes el Tratado de los Pirineos, con el que se ponía punto final al conflicto iniciado en 1635 entre ambas monarquías, durante la Guerra de los Treinta Años. En virtud de este tratado, Francia conseguía arrebatar a España numerosos territorios de las comarcas catalanas del Vallespir, el Conflent y el Rosellón, así como una parte de la Cerdaña, la cual debería precisarse posteriormente.
Y no le faltaba razón, ya que, unos 120 años antes, el Emperador Carlos V, firmaba un escrito en el que confirmaba ciertos privilegios concedidos a Llivia por sus antecesores, concediendo al pueblo el título de "Villa y parroquia de Llivia". El representante de la corona francesa no pudo (o no supo) desmontar este argumento, por lo que no le quedó más remedio que aceptarlo, aunque consiguió incluir en el texto definitivo del tratado la condición de que Llivia nunca podría ser fortificada. Finalmente, el 12 de noviembre de 1660, se firma el Tratado de Llivia, merced al cual, el municipio se convertía en el único exclave de España en Francia.
Es posible que me deje llevar demasiado por un cliché, y haríais bien en reprochármelo, pero me da la sensación de que nunca ha habido sintonía entre franceses y españoles. Y una cuestión tan delicada como la existencia de un enclave español en suelo francés, parece un caldo de cultivo idóneo para la aparición de problemas territoriales entre ambos países. Aunque debo reconocer que el conflicto más destacable, que ha pasado a la historia como la Guerra de los stops, tardó mucho más tiempo en producirse de lo que, personalmente, habría apostado...
Para entender el conflicto, es necesario citar la firma de los Tratados de Bayona (entre 1856 y 1868), con los que se fijó el trazado formal de la frontera entre Francia y España. Formando parte del tercer tratado (de 1866), quedó establecido que la carretera que une Llivia y Puigcerdá (D-68 en el tramo francés, N-154 en los tramos españoles), sería de libre circulación. Y durante casi cien años, ningún suceso relacionado con esta concesión fue digno de aparecer mencionado en los libros de historia, hasta que, a principios de los años 60 del siglo pasado, Francia construye dos carreteras que se cruzan con el trazado de ésta vía: la D-30 y la E-09 (también denominada N-20).
La "Guerra de los stops" tiene su origen en la colocación por parte de Francia, de señales de STOP en el trazado de su carretera D-68, obligando al tráfico entre Llivia y Puigcerdá a pararse y ceder el paso a los vehículos que circulaban por las vías francesas. El gobierno español no entendió la colocación de los stops como una violación del Tratado de Bayona... No así los usuarios habituales de la carretera, quienes, apoyándose en la literalidad del concepto de "libre circulación", comenzaron a arrancar las señales de STOP, incluso durante varios días seguidos. Este activismo se mantuvo durante casi 20 años, hasta que, a principios de los años ochenta, España financió la construcción de un puente sobre la carretera E-09, de cuyo mantenimiento se encargaría el gobierno francés, y que podéis ver bajo estas líneas.
Puente de la carretera D-68 francesa, sobre la E-09.
En el otro cruce, el gobierno francés decidió conceder la prioridad a los vehículos que circulaban por la carretera entre Llivia y Puigcerdá. Esta solución provisional se mantuvo hasta que, en 2001, Francia construyó una rotonda (siguiente imagen) que eliminaba el problema y terminaba definitivamente con la "Guerra de los stops".
En el otro cruce, el gobierno francés decidió conceder la prioridad a los vehículos que circulaban por la carretera entre Llivia y Puigcerdá. Esta solución provisional se mantuvo hasta que, en 2001, Francia construyó una rotonda (siguiente imagen) que eliminaba el problema y terminaba definitivamente con la "Guerra de los stops".
Imagen de la rotonda, construida en 2001,
en el cruce entre las carreteras D-30 y D-68.
Fuentes: Fronterasblog, Wikipedia (esta, esta, esta, esta, esta, esta, esta, esta, esta, esta y esta), Llívia y Eric Hurtebis (en francés, traducido al castellano aquí).en el cruce entre las carreteras D-30 y D-68.
Merece la pena indicar que la carretera D-68 estuvo vedada a vehículos que no tuvieran matrícula española hasta 1995, año en el que entró en vigor el Tratado de Schengen, que eliminaba los controles fronterizos dentro del denominado espacio de Schengen, formado por la mayoría de los Estados miembros de la Unión Europea y algunos terceros países...